El relato bíblico del origen del ser humano tiene un lugar especial y distintivo en la historia de las teorías sobre el origen del hombre, ofreciendo una perspectiva teológica y filosófica que difiere de algunas teorías científicas.
La Biblia presenta una narrativa sobre la creación que se encuentra en el libro de Génesis, describiendo cómo Dios creó al ser humano de manera deliberada y con un propósito divino. Para comprender cómo se ubica este relato en el contexto de las teorías científicas y filosóficas, es importante explorar su significado, relación con otras teorías y cómo ha influido en la visión del hombre.
En la Biblia, específicamente en el libro de Génesis, se narra que Dios creó el mundo y todo lo que en él existe en seis días.
En el relato de la creación del hombre aparece en el sexto día, cuando Dios crea al ser humano a partir del polvo de la tierra y sopla en sus narices el aliento de vida, convirtiéndolo en un ser viviente.
‘Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” Génesis 2:7.
Este relato bíblico destaca dos aspectos fundamentales:
El primero es la creación a imagen de Dios: El hombre es creado a imagen y semejanza de Dios lo cual le otorga al hombre una dignidad especial y una conexión directa con lo divino y lo distingue de otros seres vivos.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra.” Génesis 1:26, 27.
El segundo es el propósito y relación con el entorno: El relato bíblico también establece que el ser humano tiene un propósito específico, el de cuidar y gobernar la creación, lo que implica una relación de responsabilidad con el entorno y otros seres vivos.
“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.” Génesis 1:28-30.
Nota: Este artículo fue escrito por Guillermo A. Navarro con ayuda de la IA. La versión de la Biblia utilizada es Reina Valera 1960.