En la biología moderna, los seres vivos se clasifican en seis reinos principales, con base en características distintivas relacionadas con su estructura celular, forma de nutrición, reproducción y otros aspectos biológicos fundamentales. Estos reinos son los siguientes:
- Reino Animalia (Animales). Incluye /organismos multicelulares eucariotas que, en su mayoría, son heterótrofos, lo que significa que obtienen su energía al consumir otros organismos. La mayoría de los animales tienen sistemas nerviosos complejos y son capaces de moverse en busca de alimento. Ejemplos: Mamíferos, aves, reptiles, peces, insectos.
- Reino Plantae (Plantas). Comprende organismos multicelulares eucariotas que, en su mayoría, son autótrofos. Producen su propio alimento mediante la fotosíntesis, un proceso que convierte la energía solar en energía química. Ejemplos: Árboles, flores, helechos, musgos.
- Reino Fungi (Hongos). Incluye organismos eucariotas que son heterótrofos por absorción. Los hongos descomponen la materia orgánica y absorben los nutrientes a través de sus paredes celulares. Ejemplos: Setas, levaduras, mohos.
- Reino Protista (Protistas). Incluye una gran diversidad de organismos eucariotas que no encajan claramente en los reinos anteriores. Pueden ser unicelulares o multicelulares, y tanto autótrofos como heterótrofos. Ejemplos: Algas, amebas, paramecios.
- Reino Monera (Bacterias). Comprende organismos unicelulares procariotas, es decir, sus células no tienen un núcleo definido. Pueden ser autótrofos o heterótrofos. Ejemplos: Escherichia coli, Lactobacillus, cianobacterias.
- Reino Archaea (Arqueas). Similar a las bacterias en su estructura procariota, pero con diferencias fundamentales en su composición genética y bioquímica. Las arqueas son conocidas por vivir en condiciones extremas. Ejemplos: Arqueas metanógenas, halófilas extremas, termófilas.
Entonces ¿a qué reino pertenece el ser humano?
Para la biología el ser humano pertenece al Reino Animalia, lo cual se determina por las siguientes razones:
- Características Estructurales: Los humanos son organismos multicelulares eucariotas, lo que significa que sus células tienen un núcleo bien definido, rodeado por una membrana. A diferencia de las plantas y hongos, las células humanas no tienen una pared celular rígida, lo que les otorga mayor flexibilidad y capacidad para formar tejidos complejos.
- Modo de Nutrición: Los seres humanos son heterótrofos, ya que obtienen su energía al consumir otros organismos, en lugar de producir su propio alimento como lo hacen las plantas.
- Capacidad de Movimiento: Una de las características distintivas de los animales es la capacidad de movimiento, lo cual es evidente en los seres humanos.
- Reproducción: Los seres humanos se reproducen de forma sexual, una característica común en la mayoría de los animales.
El hecho de que los seres humanos pertenezcan al Reino Animalia ha llevado a reflexiones tanto científicas como filosóficas sobre nuestra relación con el resto de la vida en la Tierra:
- Biología Evolutiva: Desde la perspectiva evolutiva, los humanos comparten un ancestro común con otros animales, especialmente con los primates, lo cual explica similitudes biológicas.
- Diferenciación Filosófica y Religiosa: Aunque biológicamente somos animales, muchas filosofías y religiones subrayan que los seres humanos poseen una dimensión única, como la conciencia o espiritualidad, que nos distingue de otros seres vivos.
El Relato Bíblico y la Clasificación Biológica
Desde la perspectiva bíblica, el ser humano tiene un lugar especial en la creación, ya que fue hecho a imagen y semejanza de Dios y para gobernar a los animales.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Génesis 1:26-27.
Los animales, que son una parte de creación de Dios, están bajo nuestro dominio, y es nuestro deber velar por ellos.
La imagen de Dios, en una semejanza mental, moral y social, coloca al hombre aparte del mundo animal,
Mentalmente, el hombre fue creado como un ser racional con voluntad propia. Elena G. de White, una prolija e influyente escritora norteamericana en temas de salud de fines de siglo IXX y comienzos del siglo XX, escribió:
“Todo ser humano, creado a la imagen de Dios, está dotado de una facultad semejante a la del Creador: la individualidad,” Elena G. de White, La Educación, pág. 16.
Moralmente, la humanidad fue creada en justicia y perfecta inocencia, un reflejo de la santidad de Dios y socialmente, el hombre fue creado para tener compañerismo con Dios.
En conclusión
Aunque buena parte de la ciencia ha enseñado que el hombre pertenece al “reino animal”, pero según las Escrituras, el hombre es poco menor que los ángeles, por lo que no puede decirse que somos “animales racionales”:
Salmos 8:4-6. “Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra. Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies.”
Aunque esto no cambia la clasificación biológica en el Reino Animalia, añade un componente espiritual único que, para muchos creyentes, trasciende la mera biología y coloca al hombre en la posibilidad de ser restaurado a la imagen y semejanza de Dios y con ella a pertenecer al reino de Dios.
Porque sin la imagen y semejanza de Dios el hombre puede llegar hasta la condición degenerada de portarse como o peor que un animal.
Así, la clasificación en el Reino Animalia no niega las características que hacen al ser humano único. Más bien, refleja la comprensión científica de nuestra biología. Los seres humanos pertenecen al Reino Animalia debido a sus características biológicas y estructurales, pero debido a su lugar en la creación de Dios pertenecen al “Reino de la Imagen y Semejanza de Dios.”
La misma escritora antes citada escribió:
“La verdadera ciencia y la inspiración están en perfecta armonía. La falsa ciencia es algo independiente de Dios. Es ignorancia presuntuosa. Este poder engañador ha cautivado y esclavizado las mentes de muchos que han preferido las tinieblas a la luz. Se han puesto del lado de la incredulidad, como si el dudar fuese una virtud e indicio de una mente amplia, cuando en realidad revela un intelecto demasiado débil y estrecho para percibir a Dios en sus obras creadas.” Elena G. de White, Joyas de los Testimonios Tomo 1, pág. 583.
Nota: Este artículo fue escrito por Guillermo A. Navarro con ayuda de la IA. La versión de la Biblia utilizada es Reina Valera 1960.